sábado, 17 de diciembre de 2011

Abuelo

 Jamás habría pensado en este momento. El momento de tener que despedirme de ti, y sé que tú tampoco. No me obligues a hacerlo. No quiero. No puedo. Me siento indefensa. No me dejes, por favor. Ahora no. 


Lágrimas transcurren por mi mejillas. Te veo tan débil que me da miedo tocarte. Siento que el fin se acerca, y no quiero despedirme. Tal vez no hayamos pasado tantos momentos juntos como deberíamos, pero has sido, eres, y serás siempre mi abuelo. Y no pienso permitir que te alejes de mí. Mi vida no podría seguir igual. Sé que es el momento de ser fuerte, sé que tienes que vernos bien a todos, que tenemos que darte ánimos, pero no es fácil. 
Hoy he sentido que te perdía, y he visto todos los momentos que he pasado junto a ti. Todas tus bromas. Todas las veces que me has pedido que fuera a por un cenicero después de cada comida. 
Y es por eso por lo que está ahí, por el maldito tabaco que te ha ido pudriendo poco a poco. Y que no está pudriendo a todos contigo. No es en el hospital las navidades que esperaba este año..., pero lo que si sé seguro es donde no quiero pasarlas. En un lugar en el que en otras ocasiones he pasado momento increíbles e inolvidables. Pero esta vez no quiero ir. No quiero pisar el camposanto. Y menos sin ti. 

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