- No me lo creo. - Dice ella.
- ¿¡Qué no!? - Él la abraza hacia si y le da un beso. - Te lo crees así mejor...
- No...
- Yo con estas cosas nunca miento.
- Yo tampoco.... - Silencio. - No te quiero.
Es verdad, no le quiere, nunca le ha querido. O al menos, no la ha querido como él creía. No soy capaz de querer a alguien como él. Yo no soy como él. Somos todo lo contrario el uno del otro.
- ¡Mientes!
- No... No miento. Yo con estas cosas tampoco miento.
- ¡Sí! Mientes... Tú me quieres lo sé.
- No. No miento. ¡No te quiero!
Él la golpea, fuerte, como si le llevara la vida en ello. Con rencor. Ella se lleva la mano a la cara. Y lo mira, con odio. Como nunca había mirado a nadie. Solo como podría mirarle a él.
- Perdona... No quería hacerlo.
- ¿Ah no? ¡Pues lo has hecho! Y te vas a arrepentir de esto. Tú no me conoces por mucho que pienses que sí. No te tengo miedo. No soy una de esas niñas a las que sueles engañar.
- ¿Pero que estás diciendo?
- Lo que has oído, desgraciado. ¡Te odio!
Sale de la habitación. Pero volverá, más fuerte que nunca. Y se va a arrepentir de haberle puesto la mano encima.
A los pocos días vuelven a estar juntos. Y él piensa que siempre le ha querido. Y no se da cuenta de que eso no es verdad.
- Dime que me amas.
- Te dije en su día que nunca lo he hecho y nunca lo voy a hacer.
- ¡Me amarás! Te lo juro.
- No. No lo aré. Y déjame en paz de una vez. Deja de seguirme. Deja de agobiarme. ¡Olvídame!
- No puedo, y no pienso hacerlo.
- Pues debes hacerlo. Es más, ¡hazlo!
- ¡Nunca! No vas a dejarme.
Y la golpea de nuevo, peor que la última vez. Con más fuerza, con más odio, no piensa dejarla ir. Y le sigue golpeando. E insultos y risas, y entre ellas una frase: "Si no eres mía no serás de nadie".
Pero ella se levanta. No piensa morir a las manos de alguien como él. O al menos, no sin defenderse. Y le golpea aun más fuerte. Y él se sorprende. No sabia que fuera capaz de algo así. Pero eso no le impide seguir golpeándola. Y cae, ensangrentada, sin fuerzas.
Él tenía razón. Sólo sería suya, porque no le daría otra opción.
Pero al menos se defendió. Defendió sus ideas aunque no le haya servido de mucho.
Joder qué mal rollo.
ResponderEliminarLa pena es que esto ocurre día a día, y ya, al ser tan corriente, nadie se encarga de explicarlo al mundo y que realmente se haga justicia de eso.
Aunque no sé qué es mas vergonzoso:
Que no se informe a la gente de todo lo que pasa...
o que realmente nos resulte un tema normal del día a día.
SImplemente penoso.